El sistema de salud mental en la República Dominicana se encuentra en una situación crítica, particularmente en la región del norte, donde el Hospital Regional Universitario José María Cabral y Báez se erige como la unidad de intervención en crisis más grande del país. Sin embargo, según la doctora Hilda Valdez, jefa del Departamento de Salud Mental de este centro, solo dispone de 20 camas para atender a los pacientes, lo que evidencia una grave insuficiencia en la capacidad de atención.
La situación se agrava tras el cierre del Hospital Psiquiátrico Padre Francisco Xavier Billini, que ha sido transformado en un centro de rehabilitación psicosocial, lo que ha llevado a un incremento en la carga de pacientes en los hospitales. Valdez indicó que anteriormente, el país contaba con entre 130 y 170 camas para la atención de pacientes psiquiátricos, pero actualmente las subunidades apenas alcanzan las 130 camas.
La unidad del Cabral y Báez está diseñada para estancias cortas de entre 10 a 15 días, pero muchos pacientes requieren un tratamiento prolongado que no pueden recibir debido a la falta de centros de media o larga estadía. Esto obliga a que sean dados de alta antes de lo recomendable, generando costos adicionales para el sistema de salud.
Además, la doctora Valdez enfatizó la escasez de psiquiatras en el país, con citas que pueden demorar hasta cinco meses. Actualmente, solo hay 145 psiquiatras al servicio del Ministerio de Salud Pública, aunque la Sociedad Dominicana de Psiquiatría cuenta con aproximadamente 286 miembros, muchos de los cuales están retirados o no están en funciones.
El Cabral y Báez cuenta con un equipo de cinco médicos que atienden entre 1,100 y 1,200 consultas al mes, enfocándose en trastornos bipolares, depresión, psicosis, trastornos por uso de sustancias y casos de suicidio. Sin embargo, la falta de áreas específicas para pacientes con adicciones complica aún más la atención de este grupo vulnerable.
En Santiago, existen tres unidades de salud mental, entre ellas una dedicada a mujeres embarazadas y otra para niños, pero la carga sobre el Hospital Cabral y Báez continúa siendo muy alta, lo que pone de relieve la necesidad urgente de reformar y expandir el sistema de salud mental en el país.